En este contexto, el historiador cordobés Abén Hayán refiere que en agosto del año 974, el conde de Castilla García Fernández había enviado embajada a Córdoba para afirmar la pacífica amistad existente hacía años entre los dos estados. Mientras los embajadores cumplían esta misión, Garcí Fernández atacó la frontera de Deza en Soria gobernada por el general Galib. El califa indignado, mandó expulsar a los embajadores, pero como se resistieron ordenó encarcelarlos.
En esta ruptura de tregua podemos situar el cantar, el momento en que caen en batalla los siete infantes de Salas, y son decapitados por los hombres de Galib (el Galbe del romance). Era costumbre de los ejércitos musulmanes exhibir las cabezas de los enemigos vencidos sobre las almenas de los muros de Córdoba. La cabalgada de los infantes sobre almenar fue un incidente desgraciado de unos cuantos muertos cristianos, en la victoriosa batalla que el conde Garcí Fernández dirigió sobre Deza, rompiendo la paz con el Islam.
La incipiente nación castellana necesitaba de héroes. Los cantares narraban las hazañas de los guerreros cristianos que pasaban rápidamente de boca en boca. El cantar de los siete infantes estimuló a estos castellanos de frontera y les dio ánimos para seguir luchando.
Deza y Almenar (que es donde según el romance, perdieron la vida los infantes) distan entre sí 25 km., y las incursiones fronterizas abarcaban extensiones mayores de terreno.
Abén Hayán cita que la noticia del rebato de Deza se presentó en Córdoba el 12 de septiembre, y el romance indica que las cabezas llegaron a Córdoba la víspera de San Cibrián, que casualmente en la Edad Media se celebraba el día 14 de septiembre.
García Fernández y Gonzalo Gustios son personajes perfectamente documentados. Diez documentos de los monasterios de Cardeña y Arlanza y de la catedral de Burgos, nombran a este último y a su hijo, el mayor de los infantes, Diego. Los documentos pertenecen a los años 963, 969, 970, 971, 972, 974 y 992. Aparece, pues, frecuentemente desde el 963 al 974, habiendo un vacío de dieciséis años hasta el 992.
Coincide esta desaparición en los documentos, con la noticia de Abén Hayán de la prisión de la embajada castellana en Córdoba en el año 974. Gonzalo Gustios volvería a Salas después de su cautiverio, de todos o parte de esos dieciséis años, desposeído de sus cargos en Salas y Juarros por Ruy Velázquez.
En el año 1579 se levanta acta notarial del descubrimiento del arca, que contiene restos de ocho cabezas, letreros y pinturas con los nombres de los infantes y su ayo Nuño Salido, en la iglesia de Santa María de Salas de los Infantes.
Ya en el s.XVI el historiador Ambrosio Morales cita en Córdoba la calleja de los siete arcos y la casa que decían haber sido la prisión de Gonzalo Gustios. En 1533 el concejo de Córdoba dio licencia para construir una portada y poner siete cabezas, y se mencionara que eran de los siete infantes de Lara.